viernes, 4 de marzo de 2011

"Osos" criollos en su hábitat


Crónica que relata y describe a los “Osos”, una comunidad gay que se caracteriza porque sus integrantes son gordos y barbados. Estos hombres no concuerdan con el estereotipado gay delicado, suave y delgado. Publicado por Directo Bogotá, de la Universidad Javeriana de Bogotá.

Rompen con el estereotipo de jóvenes, guapos, delgados y vestidos con ropa de marca que se atribuye a los gays. Surgieron en Estados Unidos, y ya son una subcultura extendida en el mundo, con bandera propia y redes virtuales. En Bogotá tienen sus puntos de encuentro, discretos y marginales, como los que se describen en esta crónica, donde no aceptan mujeres, ni hombres afeminados.

En junio de 1999, recién desempacado en San Francisco -la misma ciudad donde el activista Harvey Milk luchó hasta su muerte violenta, por la causa homosexual, como lo vimos en la película Milk, ganadora de dos premios Oscar-, Carlos, bogotano de 32 años y graduado en odontología, presenció el Gay Parade que se celebra anualmente en la capital y quedó anonadado con la fuerte presencia de la comunidad LGBT.
“Me asombré con la diversidad y el tamaño del desfile; había travestis, transgeneristas, lesbianas y muchos otros grupos, todo lo que te puedas imaginar”. Allí vio hombres con maquillaje en exceso, mujeres con ropa masculina y hasta ancianos del mismo sexo tomados de las manos, que marchaban eufóricamente, dejando al descubierto sus preferencias sexuales con besos y pechiches.
El pasmo de Carlos se convirtió rápidamente en fascinación, cuando vio a un grupo que caminaba con una bandera de franjas horizontales en tonos cafés, con una huella de oso en el lado superior izquierdo. Los hombres que desfilaban eran en su mayoría gordos y calvos, pero con mucho vello en el cuerpo y prominentes barbas, lo que era particularmente atractivo y extraño, porque todos eran gays. Él mismo es velludo, un poco pasado de peso y con una espesa barba: “Sentí una vaina rarísima; era darme cuenta de que los gorditos también tenemos nuestro público”. Había gordos con pantalones de cuero, “algo así como harlistas, pero todos ‘ositos’”, que se veían agresivos, fuertes; en definitiva, atractivos.

De 1,85 metros de estatura, complexión gruesa, cabello negro azabache, ojos verdes con particulares cejas en forma triangular y un gruesa barba “candado”, Carlos se sintió identificado con esta subcultura gay -autodenominada “osos”- y comenzó a investigar sobre ella. “Los osos son fuertes, agresivos, te dan la sensación de protección, pero al mismo tiempo, son tiernos y ‘abrazables’”.

Este grupo nació a finales de los años ochenta, como una manera de protestar y reaccionar ante los estereotipos de belleza gay establecidos mediáticamente: chicos esbeltos, delicados y con caras de adonis. En oposición a este imaginario, los osos se preocupan más por vivir cómodos con su masculinidad natural e intercambiar experiencias con personas similares o con gustos afines, sin “mariquear”
(para tener una idea, basta ver el fragmento de la película Academia de policías, donde los policías entran a un bar llamado The Blue Oyster -La Ostra Azul-; una escena con personajes muy osunos).
 
Por Natalia Noguera Álvarez *

monanoal@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario